Los niños llorones. Los cuadros malditos de Bruno Amadio.





Los Cuadros Malditos De Giovanni Bragolin.




Fueron los cuadros más vendidos entre las décadas 70 y 80 por numerosos países pero, tras su aparente inocencia y belleza, los retratos esconden una historia que habla de maldad, maldiciones y hasta de un pacto con el demonio.

Bruno Amadio(nacido en Venecia, Italia en 1911 y fallecido en Padua, Italia en 1981), más conocido como Angelo Giovanni Bragolin o el Pintor Maldito por ser el creador, de una serie de 27 retratos conocidos cómo “Los Niños Llorones”.

Al parecer, Bruno Amadio fue movilizado como soldado en el Ejército italiano durante la Segunda Guerra Mundial. Fue durante ésta experiencia cuando vio el sufrimiento de los niños de diversas aldeas y ciudades a causa de la contienda. Ésta angustiosa imagen hendiría la sensibilidad del artista y marcaría posteriormente de forma significativa su obra.

Terminada la guerra, se marchó a España y se instaló en la ciudad de Sevilla. Posteriormente al parecer residió en Madrid en donde comenzaría a utilizar el seudónimo “Giovanni Bragolin” para firmar sus cuadros, los conocidos retratos de “Los Niños Llorones”, que muestran imágenes de niños y niñas en primer plano en cara y busto, los cuáles muestran un gesto triste con grandes y visibles lágrimas escurriéndoles por la cara. Éstos cuadros fueron posteriormente reproducidos en láminas de papel y tablé y se comercializaron muy ampliamente por numerosos países del mundo sobre todo durante la década de 1970 y 1980.


Bragolin pronto se ganó el apodo de pintor maldito. Se decía que, frustrado por su nula fama como artista, el pintor habría hecho un pacto con el demonio para que sus pinturas alcanzaran celebridad, cosa que indudablemente ocurrió.De la noche a la mañana, los cuadros de Giovanni Bragolin se hicieron muy populares y a mediados de siglo eran un tesoro muy preciado del que se hacían cientos de reproducciones todos los años.



Paralelamente, comenzó a tejerse una leyenda negra con respecto a estas pinturas, pues se aseguraba que las mismas atraían desgracias a quienes las poseían.

Una de ellas fue un retrato de un niño que vivía en un orfanato cuyo cuadroBragolin habría regalado a la misma institución pero, al poco tiempo, habría ocurrido un voraz incendio en el lugar que acabó con la vida de todos los menores. El cuadro, increíblemente, no habría sufrido daño alguno. De ahí que algunos sostengan que el espíritu del niño quedo atrapado en la pintura. Desde entonces, se dice que quienes poseen el cuadro sufren desgracias y muertes, pues el cuadro estaría maldito



En Chile, por ejemplo, se conoce al cuadro cómo “El niño que llora” y, si se gira 90º hacia la derecha, puede verse a un pez comiendo la cabeza del niño.


El cuadro también acarreaba otras historias. Unos aseguraban que cuando se descolgaba el cuadro, inexplicablemente detrás de él aparecían gusanos. Otros que, invirtiendo el cuadro a la hora de medianoche, se podía hacer un pacto con el mismísimo diablo. Lo único verificable, en todo caso, es que si el cuadro se gira en 90 grados, a la derecha, es posible ver a una especie de figura monstruosa que aparece devorando al pequeño, lo que demostraría el supuesto carácter maléfico de la pintura.


Cuando los cuadros comenzaron a ser comercializados en todo el mundo, en muchos países, incluido el nuestro, comenzaron a contarse muchas historias de tinte paranormal. Se hablaba de casos de casas incendiadas donde todo se quemaba, pero el cuadro siempre permanecía colgado en la pared sin un solo rasguño (un caso comprobado ocurrió en 1985: la casa del matrimonio Hall, de Yorkshire, ardió en llamas y la imagen no sufrió daño alguno).


Así fue como se desencadenó la leyenda que conocemos hoy día, según la cual las casas donde se cuelga uno de estos originales arden en llamas y son fuente de misteriosos poltergeist y fenómenos extraños.




En fin, al final de los años ochenta la leyenda se extendió como la pólvora y los testimonios sobre la mala suerte de todos aquellos que poseían uno de los cuadros de la colección se multiplicaban por momentos.

Nadie quería tener uno de estos cuadros en su casa y las copias dejaron de realizarse por falta de pedidos, todos fueron descolgando sus cuadros y arrinconándolos en los desvanes si no deshaciéndose de ellos lo más rápido posible.



Cuentan, que en determinadas fechas, si uno se ponía delante del niño llorón podía pactar con el diablo, y éste te podía mirar directamente a los ojos a través de los enrojecidas y llorosa mirada del niño.Hoy en día todavía quedan muchos de sus cuadros en circulación, y todavía son muchos los que aseguran que en sus hogares suceden hechos extraños. 



En Chile, concretamente, los casos paranormales ligados al cuadro del “Niño Lloron” son numerosos. Son muchas las familias que aseguran en la actualidad que el cuadro en verdad trae mala suerte y que quienes lo compraban y llevaban para decorar sus casas vivían desgracias personales e infortunios de todo tipo.



Muchos de los propietarios han grabado psicofonías en sus casas, concretamente, debajo del cuadro del niño llorón.Lo más tenebroso es que la voz que se graba corresponde a un niño, quien sabe, si al niño del cuadro.




Según el testimonio de Rebeca, poseedora de dos ejemplares del pintor, en varias ocasiones se le ha incendiado la casa, además de sufrir fenómenos extraños de caracter aparentemente paranormal en el interior de su inmueble.

Rebeca adquirió los cuadros hace diez años en una tienda de su barrio, al mes de comprar los cuadros, la tienda cerró de repente sus puertas y nunca más supierion de sus propietarios. Desde que adquirió los cuadros la casa se le ha incendiado en multitud de ocasiones, nunca ha hecho falta llamar a los bomberos, pero la situación es alarmante, ya que podríamos estar hablando de más de treinta incendios leves en diez años, además según Rebeca en muchas ocasiones retiran sartenes y ollas del fuego y éstas siguien friendo o hirviendo durante un buen rato, como si estuviesen todavía a fuego vivo.


Lo más interesante de la historia de Rebeca y sus cuadros, es que ella desconocía la leyenda de los niños llorones de Bragolin, y fue al verlo en Cuarto Milenio cuando se dio cuenta que tenía dos de esos cuadros en su pasillo y encima firmados, momento en el que relacionó los incendios y fenómenos extraños con los cuadros que poseía en su casa. 



Como reciente curiosidad, en una emisión del programa “Psíquicos”, de la televisión en Chile, se les vendaron los ojos a todos los psíquicos participantes y los pusieron delante del cuadro, para que a través de sus supuestos dones o poderes especiales adivinaran qué cosa tenían delante. Casi todos ellos sintieron escalofríos y sensaciones de opresión, dolor, muerte y sufrimiento. Una de las participantes, incluso, comenzó a experimentar tal nivel de desazón que reconoció de inmediato la pintura, no sin antes asegurar que un hermano suyo había muerto en un misterioso accidente en su propia casa, donde estaba colgado el supuesto cuadro maldito.