El argentino Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, fue elegido este miércoles para suceder al papa Benedicto XVI.
En un país de mayoría católica, se opuso tenazmente en 2010 a la aprobación de la ley que consagró el matrimonio homosexual, la primera en América Latina.
“No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios”, dijo Bergoglio poco antes de la sanción de la norma.
También se opuso a una más reciente ley de identidad de género que autorizó a travestis y transexuales a registrar sus datos con el sexo elegido.
Estas dos iniciativas enfriaron las relaciones entre la Iglesia argentina y la presidenta Cristina Fernández, aunque la mandataria, que se declara creyente, es contraria a la legalización del aborto.
Respecto de la realidad argentina, Bergoglio aseguró el mes pasado: “Poco a poco nos acostumbramos a oír y a ver, a través de los medios de comunicación, la crónica negra de la sociedad contemporánea, presentada casi con un perverso regocijo, y también nos acostumbramos y convivimos con la violencia que mata, que destruye familias, aviva guerras y conflictos”.
El arzobispo de Buenos Aires alentó a producir “un cambio” en la sociedad que afronta “realidades destructoras”, al advertir que los argentinos se están “acostumbrando” a convivir con los efectos “demoníacos del imperio del dinero” como “la droga, la corrupción, la trata de personas”.
Tras la muerte de Néstor Kirchner, el arzobispo brindó en octubre de 2010 una misa en la Catedral metropolitana en la que afirmó que “el pueblo debe claudicar de todo tipo de postura antagónico para orar frente a la muerte”.
Reviven acusaciones contra Jorge Bergoglio por colaborar con la dictadura argentina
Periodista Argentino Guillermo Giacosa: “Siento una enorme vergüenza que Bergoglio haya sido elegido Papa”
“Parece que entre elegir a defensores de pederastas o defensores de dictaduras eligieron por estos últimos. Pobre Iglesia Católica”, escribió en su cuenta de Facebook.
“Si eligen a uno que crea en los ideales de Jesús, lo matan a los 33 días como a Juan Pablo 1º. Esa es la realidad de una Institución que ha terminado por maridarse con el poder económico”, agregó Giacosa
El pasado de Jorge Bergoglio como representante de una Iglesia poco crítica durante los años oscuros de la dictadura argentina es uno de las manchas que exhibe el nuevo Papa Francisco I, primer latinoamericano y primer jesuita de la historia en alcanzar la más alta posición del clero católico. Además, sobre él pesa la imagen de ser un radical intransigente en asuntos de libertad sexual.
Aquí, una nota del diario El Mundo, publicada en el año 2010:
El número uno de la Iglesia argentina, sospechoso de colaborar con la dictadura
El ‘número 1′ de la Iglesia católica en Argentina, el cardenal Jorge Bergoglio, 73 años, ha sido señalado como colaboracionista de la ‘guerra sucia’ de la dictadura militar (1976-1983) porque presuntamente delató a dos curas subordinados suyos en la Compañía de Jesús de los jesuitas.
La denuncia proviene de supervivientes de la ‘guerra sucia’ y por eso el arzobispo de Buenos Aires ha tenido que declarar este lunes como testigo en el juicio a 18 ex represores de la ESMA, centro de exterminio de la Armada, donde unas 5.000 personas fueron asesinadas en los tétricos‘vuelos de la muerte’.
Aunque el prelado quiso acogerse al beneficio de declarar por escrito, alegando su condición de jefe de la Iglesia católica, los jueces hicieron cumplir la ley obligándole a declarar verbalmente y someterse a preguntas. La audiencia tuvo lugar en el Arzobispado y fue cerrada a la prensa y el público.
En la dictadura, Bergoglio era el provincial de los jesuitas en Argentina y desde ese cargo quitó, en mayo de 1976, la licencia religiosa (igual a expulsión) a los curas Francisco Jalics y Orlando Yorio, dos subordinados suyos en la Compañía de Jesús que habían hecho la llamada ‘opción por los pobres’.
Jalics y Yorio predicaban en la ‘villa miseria’ del barrio porteño Bajo Flores, junto a catequistas de El Salvador -iglesia jesuita- mientras que Bergoglio simpatizaba con la agrupación ‘Guardia de Hierro’, del ala derecha del peronismo, según el escritor y periodista Horacio Verbitsky.
Días después de perder la protección de la Compañía de Jesús, un grupo represivo de la ESMA, secuestró a Jalics y Yorio, más varios catequistas, que fueron a parar a las mazmorras del centro de exterminio y fueron torturados. Los curas, según Verbitsky, siempre sospecharon que Bergoglio los había delatado.
De aquel grupo de secuestrados y torturados, la catequista Mónica Mignone aún sigue desaparecida. Su padre, Emilio Mignone, fundó el organismo humanitario Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). En su libro de 1986 “Iglesia y dictadura”, Mignone mencionó a Bergoglio como uno de “los pastores que entregaron sus ovejas al enemigo sin defenderlas ni rescatarlas”.
En el centro de torturas “un interrogador con ostensibles conocimientos teológicos le dijo a Yorio que sabían que no era guerrillero pero que con su trabajo en la villa miseria unía a los pobres y eso era subversivo”.
La dictadura los liberó a cambio de que el Episcopado recibiera al jefe de Estado Mayor, general Roberto Viola, y al ministro de Economía, José Martínez de Hoz. “Un día antes de esa visita al Episcopado, Yorio y Jalics fueron drogados y depositados por un helicóptero en un bañado de Cañuelas”, según el investigador.
Poco después, ambos viajaron al Vaticano y nunca más volvieron a residir en Argentina. Yorio falleció años atrás y Jalics continúa viviendo en Alemania.
Por su parte, Bergoglio siguió ascendiendo en la jerarquía eclesiástica y en 2005 hasta compitió como posible ‘papable’ en el cónclave de cardenales del Vaticano, que finalmente proclamó a Joseph Ratzinger. (Fuente: El Mundo)
Aquí una nota de Reuters tras la elección del nuevo Papa:
Testimonios vinculan a nuevo papa con dictadura argentina
ROMA.- Jorge Mario Bergoglio llegó al sacerdocio a los 32 años, casi una década después de perder un pulmón por una enfermedad respiratoria y de dejar sus estudios de química. Pero pese a su ingreso tardío, en menos de cuatro años llegó a liderar la congregación jesuita local, un cargo que ejerció de 1973 a 1979. Su ascenso coincidió con uno de los períodos más oscuros de Argentina, lo que le deparó fuertes críticas: la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1982.
El cuestionamiento remite al secuestro de dos jesuitas detenidos clandestinamente por el gobierno de facto por hacer tareas sociales en barriadas de extrema pobreza. Según la acusación, Bergoglio les retiró la protección de su orden religiosa. Ambos párrocos sobrevivieron a un encierro de cinco meses.
El señalamiento consta en el libro El silencio del periodista Horacio Verbitsky, también presidente de la entidad privada defensora de los derechos humanos CELS. Se apoya en manifestaciones de Orlando Yorio, uno de los jesuitas secuestrados, antes de fallecer por causas naturales en 2000.
“La historia lo condena: lo muestra como alguien opuesto a todas las experiencias innovadoras de la Iglesia y sobre todo, en la época de la dictadura, lo muestra muy cercano al poder militar”, señaló tiempo atrás el sociólogo Fortunato Mallimacci, ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
Los detractores de esa postura sostienen que no está probada y que, por el contrario, Bergoglio ayudó a muchos a escapar de las fuerzas armadas durante los años de plomo.
En el Vaticano, lejos de la mancha ignominiosa de la dictadura que aún sobrevuela sobre muchos de los que tuvieron actividad pública en esa etapa de Argentina, se espera que este hombre silencioso conduzca la estructura de la iglesia con mano férrea y con una marcada preocupación social.
Los políticos argentinos fueron varias veces blanco de la retórica filosa del sacerdote, que los ha acusado de no combatir la pobreza y querer enquistarse en el poder.
En el 2010, también se enfrentó al Gobierno de la presidenta Cristina Fernández cuando impulsó una ley para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.
“No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios”, escribió Bergoglio en una carta días antes de que el proyecto fuera aprobado por el Congreso.
Cardenal desde 1998, muchos de los pares que eligieron a Bergoglio lo conocieron por su inesperada y reconocida actuación de relator durante el Sínodo de purpurados del 2001.
Hijo de un hogar de clase media con cinco hijos, de padre ferroviario y madre ama de casa, poco afecto a aceptar invitaciones privadas y poseedor de un “pensamiento táctico”, según los especialistas, ahora deberá presentar sus credenciales ante más de mil millones de católicos.