LOS ESPÍRITUS SON EL PRECIO QUE PAGAMOS POR POSEER CEREBROS EXTRAORDINARIOS
Richard Wiseman es investigador y profesor de Psicología en la Universidad de Hempforshire (Reino Unido). Autor de 59 segundos y ¿Esto esparanormal? lleva más de 20 años obsesionado por la misma cuestión: lo paranormal. Pero Wiseman es un cazador de fantasmas que no cree en fantasmas. Entonces, ¿a qué dedica todas sus investigaciones científicas? A descubrir qué hay detrás de cada embrujo, psicofonía o casa encantada y demostrar el papel fundamental que juega nuestra mente en esas creencias. Después de más de dos décadas detrás de los fantasmas, la conclusión de Wiseman sobre la existencia de los fantasmas es categórica: "Los espíritus son el precio que pagamos por poseer cerebros extraordinarios. Como tales, los fantasmas son una parte esencial de nuestra vida".
"Todo es fruto de nuestra imaginación. Conocer la ciencia de lo sobrenatural nos va a permitir aprender fantásticas demostraciones de supuestos fenómenos paranormales", asegura el Catedrático. Y es justo con ese poder de la mente, con el que han trabajado los desarrolladores de Spirit Camera: La memoria maldita para conseguir que el juego traslade un miedo real y la sensación de que los fantasmas pueden estar en cualquier parte: "El punto de partida del proyecto era el deseo que teníamos de crear un juego que proporcionara la experiencia más aterradora que fuera posible. Nos preguntamos qué podría provocar esa experiencia y llegamos a la conclusión de que lo que más asusta a la gente es su propia imaginación", asegura Keisuke Kikuchi, productor de Spirit Camera.
Tal y como explica Wiseman, el poder de la mente humana es mucho más potente de lo que nos podemos llegar a imaginar. "Para empezar, la gente ve a gentes donde no los hay (...) Mucha gente es reacia a pensar que ciertos acontecimientos carecen completamente de sentido". Nos resistimos a pensar que las cosas pasan porque sí. Por eso nos da miedo un golpe en la puerta inesperado, un corte de luz sin sentido, sonidos extraños, cambios de temperatura bruscos... "Y mucho menos, nos resistimos a pensar que nuestra vida carece completamente de sentido. Por eso los fantasmas que vienen a vengar algo que pasó durante su vida, vendrían a demostrar que hay vida más allá de la mente".
Pero claro, una cosa es creer en fantasmas, y otra que de verdad existan. Por lo que se hace fundamental para los creyentes demostrar su existencia. "En los 20 años que llevo investigando fenómenos paranormales, visitando casas encantadas, entrevistando a médiums, ilusionistas, etc., jamás he encontrado ninguna prueba real de que el fantasma exista", asegura Richard Wiseman. Las pruebas, siempre, y sin excepción, han resultado ser más producto de la imaginación de sus autores que pruebas reales con fundamentos científicos.
Los fantasmas son esa realidad paralela que coexisten con nuestro entorno. Es información que nosotros añadimos a la realidad que nosotros tenemos enfrente. ¿Te suena de algo este concepto? Sí, la información que tu cerebro rellena cuando crees estar viendo fantasmas se llama imaginación, y en Spirit Camera, Realidad Aumentada. Por eso el poder de la sugestión ha formado una parte esencial en el desarrollo del juego. "La sugestión es fundamental en la creencia de espíritus y fantasmas", afirma Wiseman. Tanto, que después de varias investigaciones y experimentos, puede asegurar que las personas que creen en fantasmas tienen más 'sensaciones' que las que no creen, y éstas suelen ocurrir en "lugares encantados". Así, el que vaya a una casa encantada y crea en fantasmas, estará mucho más atento a cualquier cosa rara que pase entre sus paredes, que el simplemente crea estar en un edificio sin más.
En el desarrollo del juego, Kikuchi y su equipo han querido crearte una sensación de miedo, "sin que te llegue a provocar un síncope", pero sí que llegue a sugestionarte la mente. Si quieres entender por qué Spirit Camera: La memoria maldita te da miedo, no tienes más que analizar tu mente y tus reacciones, y te darás cuenta de que, como afirma Wiseman, no hace más que jugar con fundamentos básicos de la psicología para demostrar "cuán extraordinarios somos en realidad".