Tres jóvenes viven sucesos paranormales y son obligados a mutilarse durante una ouija




Aunque el expediente Vallecas nos sobrecoge de forma especial, son muchas las historias sobre ouija que han llegado hasta nuestra redacción. Roberto Martín, profesor y miembro de los servicios sanitarios de Barcelona, relata el tremendo y misterioso suceso que les amargó el verano a su cuñada Judith y otras dos personas más.

Ocurrió el 20 de agosto de 2012. Judith, cuñada adolescente de nuestro invitado Roberto Martín, acompañada de dos amigos más, usa un péndulo para realizar una pregunta muy concreta, si va a morir joven. El cristal se detiene en el “si”.
A continuación se desata el caos, con radios y televisores que se enciende solos. Los tres jóvenes abandonan el edificio no sin antes dejar las puertas y ventanas cerradas y las luces apagadas.
Cuando vuelven al inmueble de madrugada se encuentran la situación inversa: luces encendidas y todo abierto. Pero lo más curioso es que en el recibidor hay un charco de agua y hace un frío totalmente anómalo en esa época del año.
La ouija les 'habla'
Lo que Roberto narra a continuación desafía a la lógica en más de un sentido. Lejos de amedrentarse por lo sucedido hasta entonces, Judith y compañía preparan una ouija para intentar contactar con el responsable de lo que está ocurriendo. Es entonces cuando desde el Más Allá se le exige a la muchacha que vierta su sangre sobre el péndulo para evitar su muerte prematura.
Algo terrorífico ocurre a continuación. Mientras las dos chicas intentan sin éxito pinchar sus dedos, el tercero de los amigos se encuentra mal y vomita sangre en el cuarto de baño de forma espontánea. Finalmente, el tablero les indica el lugar donde pueden encontrar un cristal roto, con el cual realizan el sangriento ritual.
Antes de despedirse, el ente exige al muchacho abandonar la casa y ordena a las chicas rezar un padrenuestro. No contento con eso, avisa de que infligirá daño sicológico en ellas y físico en él. Roberto, que se enteró de todo esto tras encontrar innumerables llamadas perdidas de su pariente en el móvil al dia siguiente, nos informa de que esta profecía de momento no se ha cumplido. Sin embargo, seguro que ninguno de los tres volverá a practicar este peligroso juego.